Todo está en los libros

jueves, 5 de junio de 2008

Gora

Gora




No recuerdo cómo esta novela de Rabindranath Tagore llegó a mis manos. Pero tengo una imagen en la memoria: me veo en la cama leyendo y mirando de vez en cuando el despertador: la una, las dos, las tres (ahora lo dejo) las cuatro, las cinco (dejo lo que queda para mañana) las cinco y media (el sonido del despertador de mi padre que se levanta (cierro la luz y meto el libro entre las sábanas), mi padre trastea en la cocina (no puedo dormirme) viene a darme un beso creyendome dormida y se va a trabajar. Enciendo la luz y sigo leyendo hasta terminar. ¡No pude dejarla! A los pocos días, otra noche que leía, mi padre se levantó de la cama y se acercó a la habitación: "duérmete antes de que me levante, que el otro día al ir a darte un beso, me quemé con la lámpara" No quiero hablar de su argumento, ni de sus personajes, sólo decir que nunca un libro me había atrapado con tanta intensidad. Sería la edad, tenía 20 años.




Esta es la voz real del poeta que escribió: Si de noche lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas" y también: "no cometeré el pecado de perder la fe en el hombre".

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