Todo está en los libros

jueves, 5 de junio de 2008

Una habitación propia

Una habitación propia



Cuando entré en la Universidad mi mundo literario se amplió. Entré en el grupo de poesía y allí conocí a Gonzalo, un poeta que me descubrió a Virginia Woolf. Leí sus novelas y me llamó la atención el hecho de que el mundo poético tenía cabida en ellas. Nada parecido a lo que antes había leído. Orlando me cautivó: ¡la protagonista vive cinco siglos! Pero el libro que más veces recuerdo es el ensayo: "Una habitación propia". En él se defiende la idea de que una mujer lo único que necesita para desarrollar su creatividad, concretamente escribir, es una habitación propia que de vez en cuando la mantenga alejada de sus actividades maternales, conyugales, sociales... y 500 libras anuales. Desde que lo leí he peleado por tenerla. He descubierto que en ocasiones la habitación se encuentra en el interior de una misma.

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