Todo está en los libros

jueves, 5 de junio de 2008

Impresiones de Yankilandia

Impresiones de Yankilandia


Creo que ya he hablado en este blog de Gonzalo, un amigo del grupo de poesía de la Univerdad de Deusto. Su gusto por lo inglés ( él decia que Bilbao siempre había mantenido una estrecha relación con Inglaterra y que eso se notaba desde el color de la ropa de la gente hasta en los cochecitos donde paseaban a sus bebés) le había hecho un buen conocedor de su literatura. Además de descubrirme a Virginia Wolf , me puso en contacto con un escritor muy especial: Oscar Wilde., espíritu aventurero y osado que se enfrentó a la pacata sociedad victoriana. Conocí así su divertida historia de El fantasma de Canterville, el cuento El Príncipe Féliz, triste pero que muestra el valor de la verdadera amistad y sus obras de teatro, la que más me gusta es La importancia de llamarse Ernesto . pero tal vez lo más importante fue descubrir otras obras que no han llegado al gran público como lo han hecho las anteriormente citadas. Una de las más curiosas es Impresiones de Yanquilandia. Viajó allí para dar unas conferencias .Muestra su opinión sobre los hombres y las mujeres, la libertad, el matrimonio, el divorcio el humor... La lupa de su fina ironía repasa muchos de los aspectos carácterísticos del pueblo americano. Una frase: "América no ha perdonado nunca a Europa el haber sido descubierta un poco antes den la Historia que se ha descubierto ella a sí misma."
En la misma línea y coincidiendo con la visita del
Buffalo Bill a Londres, escribe La invasión americana. "Nada hay tan divertido como espiar a dos muchachas yanquis [...] Su conversación hace el efecto de una serie de petardos que estallan; son de una incoherencia exquisita y emplean una especie de lenguaje primitivo, hecho todo de emociones".
Merece la pena conocer a Oscar Wilde.

Hojas de Hierba

Hojas de hierba



Ya que parecen correr malos tiempos para la lírica, he retomado los poemas de Walt Whitman. Veo la fecha en la que compré el libro. 1979, tenía ventiún años. Me habían pasado una pequeña antología y me pareció novedosa. Yo estaba acostumbrada a la poesía de los autores españoles.Ninguno trataba ciertos temas como aquel abuelo de barba blanca que hablaba de los cuerpos desnudos y de su belleza, que apreciaba desde la perspectiva del varón el cuerpo de otro. Tengo subrayados versos que entonces me llamaron la atención:" Sólo quiero establecer en Mannahatta y en todas las ciudades de Estados Unidos, el el interior del continente como en las costas/ Y en los campos y bosques, y en los navíos grandes o pequeños que hienden el agua, /sin edificios, ni reglamentos, ni tutores ni disputas, / La institución del tierno amor de los camaradas". Su afán de libertad, esa sensación de estar viajando con él a través de espacios abiertos hizo que Whitman y sus hojas, siempre quedase en mi memoria.

Peter Pan


Cuando cumplí cuarenta y cinco años, mi amiga Aurora me trajo un regalo triple: el primer libro de Harry Potter y Peter Pan de Jon Barry. No pude evitar el gesto de sorpresa al abrir el paquete. Respecto al del mago me dijo que podía leerse desde los nueve a los noventa años, cierto, me enganché a la saga como una adolescente. Su comentario respecto a Peter Pan fue lacónico: "léelo, te gustará" . La novelita me cautivó. Nada que ver con la versión edulcorada de Holliwood. Las reflexiones sobre la infancia y la entrada de los niños en el mundo adulto me conmovieron ( tal vez porque tenía hijos que estaban atravesando esa etapa). Es una de las primeras novelas en las que se da imporancia a la infancia y se la trata con ese aire mágico y nostálgico. Lo mejor del libro: una conversación entre Wendy y Pan. Ella le pregunta porqué no hay niñas entre los niños perdidos que viven con él, y él le responde que las niñas son demasiado listas para caerse del cochecito.

La letra escarlata

La letra escarlata

La Letra escarlata en un clásico apasionante. Su autor Nathaniel Hawthorne narra la historia de Hester Pryne una mujer casada a quien la comunidad puritana del Boston colonial obliga a llevar toda su vida una marca infamante que delata su pecado: una letra A (de adúltera) bordada sobre una tela escarlata y que debe llevar siempre prendida a sus vestidos. Aunque es víctima de múltiples humillaciones y crueles interrogatorios, nunca delatará al padre de su hija (Pearl) que vive atormentado perpetuamente por la culpa.



Una habitación propia

Una habitación propia



Cuando entré en la Universidad mi mundo literario se amplió. Entré en el grupo de poesía y allí conocí a Gonzalo, un poeta que me descubrió a Virginia Woolf. Leí sus novelas y me llamó la atención el hecho de que el mundo poético tenía cabida en ellas. Nada parecido a lo que antes había leído. Orlando me cautivó: ¡la protagonista vive cinco siglos! Pero el libro que más veces recuerdo es el ensayo: "Una habitación propia". En él se defiende la idea de que una mujer lo único que necesita para desarrollar su creatividad, concretamente escribir, es una habitación propia que de vez en cuando la mantenga alejada de sus actividades maternales, conyugales, sociales... y 500 libras anuales. Desde que lo leí he peleado por tenerla. He descubierto que en ocasiones la habitación se encuentra en el interior de una misma.

Gora

Gora




No recuerdo cómo esta novela de Rabindranath Tagore llegó a mis manos. Pero tengo una imagen en la memoria: me veo en la cama leyendo y mirando de vez en cuando el despertador: la una, las dos, las tres (ahora lo dejo) las cuatro, las cinco (dejo lo que queda para mañana) las cinco y media (el sonido del despertador de mi padre que se levanta (cierro la luz y meto el libro entre las sábanas), mi padre trastea en la cocina (no puedo dormirme) viene a darme un beso creyendome dormida y se va a trabajar. Enciendo la luz y sigo leyendo hasta terminar. ¡No pude dejarla! A los pocos días, otra noche que leía, mi padre se levantó de la cama y se acercó a la habitación: "duérmete antes de que me levante, que el otro día al ir a darte un beso, me quemé con la lámpara" No quiero hablar de su argumento, ni de sus personajes, sólo decir que nunca un libro me había atrapado con tanta intensidad. Sería la edad, tenía 20 años.




Esta es la voz real del poeta que escribió: Si de noche lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas" y también: "no cometeré el pecado de perder la fe en el hombre".

La balada del café triste

La balada del café triste


Esta pequeña novela llegó a mis manos a través de las de Fátima, una ex-alumna que ahora es mi amiga y que me ha descubierto muchas cosas importantes. A veces los alumnos enseñan mucho. Ella estudiaba Periodismo y fue quien me trajo el libro. Tal como predijo, me gustó.
Carson McCullers es la autora de esta breve y curiosa novela. Con maestría, pinta personajes que languidecen en la atmósfera sureña. La protagonista es Amalia Evans una rica y fea mujer, trabaja en un almacén y no se interesa por los hombres. Estuvo casada una vez, pero acabó echando al marido de casa. Un día un jorobado que dice ser su primo aparcen en su casa. Se queda a vivir con ella. Cómo es de carácter afable el almacén se acaba convirtiendo en el punto de reunión de todo el pueblo y se convierte en un café por donde desfilan la vidas de los convecinos. Amelia termina enamorándose de él. Un día vuelve al pueblo el ex marido de Amelia. Lymon, el primo, se siente fascinado por él y lo sigue a todas partes, consigue incluso llevárselo a casa a vivir con Amelia y con él. Amelia sigue odiando a su marido y se producen fuertes enfrentamientos entre ellos. Lymon adopta un papel sorprendente en la historia.No quiero desvelar el final.